Ir al contenido principal

Proceso del proyecto de la practica social, visto en su totalidad

 

Comenzando la practica opté, con mi grupo de la parroquia San Marcos , por enfocarme en responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo desarrollar espacios de integración, habilidades sociales y académicas en contextos de vulnerabilidad?

Y exploraríamos las posibles respuestas a esta, a través del pensar un proyecto donde los niños del barrio Bella Flor puedan desarrollar todas las habilidades mencionadas mediante espacios lúdicos-recreativos. Para ello, nos propusimos las siguientes metas especificas:

    Identificar las necesidades y gustos de los niños del barrio Bella Flor para formular experiencias que esn ligadas a su contexto y trazadas por sus intereses.

    Brindar herramientas que les permitan a los niños desarrollar intereses personales mediante la exploración y aprovechamiento de su tiempo libre.

    Facilitar talleres y juegos que refuercen la socialización, amistad, respeto y empatía entre sus pares y acompañantes.

    Diseñar una cartilla guía para acompañantes de la parroquia y padres de familia, facilitando el apoyo con los menores cuando no se encuentren con practicantes.

Algunos retos que dificultaron alcanzar estos objetivos específicos, fueron los siguientes:

-       La inasistencia de los niños entre semana, e incluso algunos fines de semana donde iban muy pocos (2 o 3).

-      Que las instalaciones de la escuela de la parroquia no estaba en el mejor estado, lo cual a veces cuando llovía generaba ciertos problemas de humedad y luz.

-     Era difícil exigirles actividades lectoras y artísticas, en especial en ese contexto de educación no-formal donde la mitad de los niños tendían a buscar constantemente el juego (y se aburrían rápidamente con cosas que no lo eran).   

-      También fue difícil integrar a algunos niños en las actividades. A veces porque unos eran muy tímidos e introvertidos, de tal modo que les costaba participar y expresarse en las actividades. Otras veces porque otros les gustaba mucho llamar la atención (ser el centro de la interacción social), y estaban dispuestos a opacar a sus compañeros (ignorarlos incluso) para lograrlo.

Sin duda todos los aprendizajes que tuvo mi grupo fueron bastantes, pero para que esta crónica no quede demasiado extensa diré los que yo personalmente aprendí en la experiencia de liderar el club de ética:

1.      Fue valioso abordar con los infantes temas éticos relacionados con el bullying, el libre desarrollo de la personalidad, la lealtad, entre otros. Ya que en esa edad de entre 8 y 12 años en que están nuestros infantes de la práctica, usualmente las principales preocupaciones son relacionadas con esos problemas éticos que mencionamos (los cuales suelen estar íntimamente ligados con su colegio, familia y amigos); también porque mismos los infantes nos expresaron que era usual que hubiera demasiados celos entre ellos y sus amigos y también que era normal burlarse de los demás en el colegio si todos lo hacían.  A partir de esto, comprendimos también que debemos generar un ambiente compasivo y respetuoso entre ellos, brindándoles herramientas conceptuales y emocionales que les facilitaran tener un carácter moral; y una gran oportunidad para que descubríamos para lograr esto, fue que través de cuentos lo hiciéramos (sobre todo porque los niños desde un principio nos manifestaron cierto gusto que tenían por la lectura de estos).

2.     Lamentablemente el contexto dificultó generar reflexión y dialogo a partir de la mera motivación intrínseca de nuestros espacios de educación no-formal, pues allí los niños tendían a distraerse al estar más en búsqueda de juego y afecto que de conocimiento y habilidades; pero a pesar de ello, el club de ética, a pesar de que no siempre haya logrado la investigación filosófica que buscaba, por lo menos posibilitó siempre que los niños reforzaran: su imaginación empática, sus sentimientos morales y su interés previamente adquirido por los cuentos.

3.     Que los diversos personajes que había en la historia del cuento, debían interpretarse con distintas voces (preferiblemente que distintas personas lean los diálogos de los diversos personajes que hay en la narrativa). En relación a esto, también aprendimos que si a los niños les costaba prestar atención y participar en algún momento de la secuencia didáctica, ya sea porque tuvieran sueño o timidez, se hubiera podido antes de pasar al siguiente momento hacer una pausa que los activara, por ejemplo: un rompe hielos calmado.

4.    Mientras los maestros narraban el cuento a los niños, para que a estos últimos se les facilitará prestarle más atención, los maestros debimos hacer pausas durante la lectura para: 1) que los personajes del cuento interactúen con los niños (a modo de dramatización espontanea por parte de los maestros hacia los alumnos) o 2) para que los niños imaginaran y plasmasen los personajes con las situaciones que estos enfrentaban a partir de un dibujo.

5.    Hubiera sido más divertido para los niños que en ciertas actividades se les hubiera dado completa libertad de escoger qué elementos (lugar, personaje y acción) podrían poner en su cuento inventado, ya que mostraron dificultad para integrar todo lo que les exigimos y con que hubieran ejemplificado la moraleja era suficiente.  En una próxima actividad similar a esta, aparte de no complicarles el ejercicio creativo de manera innecesaria, también se podría hacer que se hicieran de a grupos más grandes (de 3 o 4 niños); esto no solo con el fin de que tuvieran más ideas para meter en el cuento, sino también para que los profesores tuvieran más garantía de poder monitorear y orientar efectivamente a toda la clase mientras esta creaba su cuento.

6.     Dependiendo de la cantidad de niños que había, y de lo que a ellos les gustara, se debía adaptar la sesión; quizás así, hubiera sido más divertida para los pocos que hayan ido ese día e incluso sería una oportunidad para hacerlos sentir más escuchados que en las sesiones anteriores donde habían venido más de sus compañeros. Por otro lado, si se alarga la duración de la actividad, lo ideal hubiera sido que el maestro impidiera que el club hubiera durado más de una hora; habría sido preferible que se dejara para la próxima clase del club el último juego que se tenía planeado para la presente sesión.

7.     Tanto en esta como en la anterior sesión funcionó muy bien que a los niños se les diera pausas durante la narración del cuento, para que ellos fueran imaginando y representando a través de un dibujo lo que ellos iban oyendo. Aunque esto ayudara a reforzar su concentración en el cuento, fue problemático intentar volverlo a hacer en la sesión que seguía; por eso, para no caer en lo repetitivo, se debió hacer con otro medio de expresión artística. 

8.     Hubiera valido la pena que hubiéramos motivado más a los niños, para que estos hubieran trabajado su habilidad y costumbre lectora al leer ellos mismos los cuentos, pues a largo plazo esa práctica podría hacer que su club de cuentos ya no necesite siempre del acompañamiento de un profesor. Sin embargo, si en una próxima sesión algunos niños volvieran a querer narrar el cuento a todos, se podría brindar más copias del cuento para que esta vez los demás que no leen en voz alta vayan siguiendo más fácilmente la historia (pues en este caso, para los niños, el leer el cuento sería más fácil que escucharlo de sus compañeros que lo leían con una baja fluidez y tonalidad).

Fue una experiencia que nunca esperé tener, a saber, trabajar con niños en un contexto tan extraordinario como este. Al trabajar en esta educación no-formal y con niños, me vi más capaz de lo que en realidad creí que era. No pensé que pudiera ser tan creativo con los juegos, ni tampoco que pudiera sostener conversaciones tan interesantes con niños; de todos modos, reconozco mi poca experiencia y formación teórica en la enseñanza infantil (pues ni siquiera pude ver “Filosofía para niños” en mi Pregrado). Seguramente pude haberlo hecho mucho mejor, pero eso no me desanima, sino más bien me llena de curiosidad respecto a todas las maneras, lugares y personas que la pedagogía y la filosofía podrían alcanzar; esto último me parece esperanzador, sobre todo frente a esta actual desconfianza que tanto yo como mis colegas tenemos hacia los espacios educativos tradicionales. Ojala, en un  futuro próximo, pueda seguir apoyando movimientos que quieren llevar la educación filosófica más allá de lo institucional y más allá de los adolescentes y adultos.  

                     Alejandro Gómez Moreno


Comentarios


  1. Muy juicioso el ejercicio que hiciste, la posibilidad de enumera los aprendizajes. Que importante reconocerte más hábil y fuerte de los que crees, que puedas descubrir y fortalecer todas tus capacidades y que te lleves la esperanza como faro en este nuevo camino como profesional

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Crónica 3 - Meet... 'The Who'

Crónica 3: conociendo a la comunidad

A lo largo de mi practica en el barrio de Bella Flor he llegado a conocer no solo a algunos niños, sino también a adultos que nos apoyan con lo que hacemos en este contexto. Si bien con los que dirigen la parroquia como el Padre Paulo o la secretaria de la vicaria Diana no he podido interactuar mucho, con el catequista y padre de familia Orlando he recibido un apoyo constante y significativo a lo largo de toda la práctica: brindándonos las llaves de las instalaciones, el refrigerio, el agua, botiquín y demás cosas que necesitamos para nuestros espacios con los niños; es alguien que toca la guitarra, compone canciones, ve un gran futuro para los niños del barrio,   apoya a sus hijos universitarios y se le nota el cariño que le tiene su hija menor a él. Quizás en ultima instancia dependa de él si este proyecto de los clubes continua después de nosotros. Por otro lado, a continuación haré una breve descripción de los niños que he podido conocer bien desde que empezamos la impleme